Natalia García Freire no aprendió a dormir de pequeña y este libro es su mejor atajo al páramo fértil de sus pesadillas. Trajiste contigo el viento tiene la esfericidad perfecta de un cuento/sueño; un “realismo mágico” que nos parece familiar pero que en verdad no hemos leído nunca; y una lengua poética sencillamente hipnotizante.
Natalia García Freire no aprendió a dormir de pequeña y este libro es su mejor atajo al páramo fértil de sus pesadillas. Trajiste contigo el viento tiene la esfericidad perfecta de un cuento/sueño; un “realismo mágico” que nos parece familiar pero que en verdad no hemos leído nunca; y una lengua poética sencillamente hipnotizante.