La histografía de nuestro país apenas ha abordado el estudio de la transición de la representación política hacia el liberalismo en las zonas fronterizas. De ahí la pertenencia de indagar el caso de Sonora, territorio fronterizo caracterizado por un dominio hispano-mexicano débil e impugnado por los grupos indígenas. ¿Cómo se expresó tal situación de frontera en temas como vecindad, ciudadanía, derechos de representación, jerarquía territorial, elección de órganos de representación local, provincial y nacional?
En este libro se responde la pregunta anterior, con una visión que se inicia en el siglo XVII con el estudio de las untas de vecinos, práctica que perduró varios siglos, conjugándose con las juntas de parroquia establecidas por la Constitución liberal de 1812 para elegir los órganos de representación nacional (cortes o congresos), provincial (diputaciones provinciales y congresos estatales) y local (ayuntamientos). También se analiza el gobierno indígena en los pueblos de misión –el ”senado indiano” en palabras del jesuita Juan Nentuig–, el cual obtuvo un alto grado de autonomía en el gobierno local, logrando permanecer hasta el siglo XIX, a pesar de los ataques de la institucionalidad liberal. Elementos de una perspectiva regional que enriquece la comprensión de un período clave en la conformación de una nueva cultura política en un país tan diverso como México.
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