Se está haciendo tarde (final en laguna) acaso sea la novela de José Agustín donde mejor expresa su influencia en las letras mexicanas: ahí hace alarde de su enorme virtuosismo y agilidad verbal, de su finísimo oído y de su enorme libertad espiritual. Es la obra más representativa de su madurez, la más arriesgada, innovadora y experimental. Una novela sin parangón en nuestro medio que tiene que ver más con Kerouac, Burroughs y la generación Beat, con Henry Miller, Bukowski y, aunque a algunos les resulte exagerado, con Nabokov y Joyce, por sus asociaciones libres, los intrincados monólogos interiores de sus personajes y sus juegos con las palabras.
Podría afirmarse que se trata de una novela humorística, un tanto esperpéntica, pero no por ello superficial o ajena al dolor, al descubrimiento y al pathos. El tema de la novela es el descenso a los infiernos a través del alcohol, las drogas, el sexo y el rock en el tentador paisaje paradisíaco-infernal de Acapulco. Es una novela humorística pero es también una novela exploratoria de los estados de conciencia. Podría afirmarse que se emparenta con Las puertas de la percepción de Huxley en tanto que posee un carácter científico, experimental e indagatorio.
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