Dejar una huella, un signo, alguna señal, o al menos la ruta de nuestro efímero paso sobre la arena del mundo al caminar, con el corazón descalzo y las manos llenas de guijarros, fragmentos de infancia y pedazos de mar es labor de quien no posterga, oficio del recordador que guarda lascas de vida en el bolsillo izquierdo de la...
Dejar una huella, un signo, alguna señal, o al menos la ruta de nuestro efímero paso sobre la arena del mundo al caminar, con el corazón descalzo y las manos llenas de guijarros, fragmentos de infancia y pedazos de mar es labor de quien no posterga, oficio del recordador que guarda lascas de vida en el bolsillo izquierdo de la sangre, para luego tatuar con ellas las inasibles paredes de la memoria. Un grito que no se extinga. Testamento de sueños que apresa lo ya ido y crece en el silencio de la página :forma de olvido.