México es un país donde el surrealismo es lo cotidiano, afirma Manuel Alberto Santillana, autor de Simpatía por el Diablo, título inspirado por la célebre canción de los Rolling Stones. La historia de México confirma la aseveración de Santillana.
Viejo y enfermo, Hitler pasa sus últimos días en una apartada playa de Baja California Sur. Tras un largo periplo por Argentina, Paraguay, Colombia y Venezuela, con la policía israelí pisándoles los talones, Hitler y Eva Braun se alojan en Chiapas y finalmente en la península donde desean pasar desapercibidos.
Cuatro narradores comparten este relato: Elena, joven universitaria que, pese a la negativa inicial de su asesor, logra escribir una tesis sobre la vida de Hitler y Eva Braun en México; Eva Braun, quien registra en su diario y a través de un intercambio epistolar los avatares de la ruta de escape del dictador y el ocaso de su vida marital; Benito Adolfo, hijo de una pareja conservadora mexicana que financió y ocultó a Hitler durante su estadía en México; y finalmente, la tesis de Elena que explica la compleja y contradictoria historia del último paradero de la historia de Hitler.
La posibilidad de que Hitler haya vivido en México es sólo una parte de esta novela que retrata también la historia de México desde el punto de vista de dos generaciones.
Benito Adolfo y su amigo Carlos Ernesto, un par de médicos cincuentones, son los encargados de llevar a buen término el destino de las cenizas de Hitler, sin embargo, la realidad parece jugarles una mala broma. –Miguel Tinker Salas
Acepta las cookies para continuar