Este libro es, junto a la correspondencia entre Edmund Wilson y Vladimir Nabokov o Kingsley Amis y Philip Larkin, un ejemplo consumado de ingenio, afecto y –en el caso de Bishop y Lowell– amor. William H. Pritchard, Boston Sunday Globe Imposiblemente líricos hasta que la muerte los separó, Elizabeth Bishop y Robert Lowell se escribieron tantas maravillosas cartas y postales...
Este libro es, junto a la correspondencia entre Edmund Wilson y Vladimir Nabokov o Kingsley Amis y Philip Larkin, un ejemplo consumado de ingenio, afecto y –en el caso de Bishop y Lowell– amor. William H. Pritchard, Boston Sunday Globe Imposiblemente líricos hasta que la muerte los separó, Elizabeth Bishop y Robert Lowell se escribieron tantas maravillosas cartas y postales desde 1947 hasta 1977 que es increíble que hayan encontrado el momento de publicar su poesía.