Abundio observa mientras empaca las compras de los clientes. Ante los ojos del mundo es un anciano silencioso, fuerte a sus casi ochenta años, simpático cuando se esfuerza y, sobre todo, experto en las artes de la manipulación. Muy pocos saben que pasó más de treinta años en prisión y que en su ya lejana juventud se tiñó las manos con la sangre de estudiantes y guerrilleros durante la guerra sucia. Ahora planea un último golpe en el supermercado en donde trabaja, uno que incluye a los demás empacadores, y muy en especial, a Uriel, un joven solitario y resentido por el que siente una especial simpatía.
El don del Diablo (Omar Delgado, 1975) es una historia acerca del mal como síntoma de lo humano, de las maneras en que sobrevive a pesar del tiempo, de la fuerza con la que dota a los débiles y aislados y, sobre todo, de las maneras que tiene de diseminarse y cambiar de rostro.
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