Su ubicación en la zona económica del noroeste, principal productora de marihuana de México, sus límites con Sinaloa, cuna del narcotráfico, y su excelente acceso por tierra, mar y aire, hacen del Estado de Sonora un excelente punto geográfico para ser considerado el principal y más grande puerto de entrada de drogas del mundo. Y, desde luego, por los más de seiscientos kilómetros de frontera con Estados Unidos, también el más grande mercado.
Tal vez por esto, sonorenses olvidados del progreso y sin otro camino que asumir más que el de la delincuencia, cultivan drogas como único recurso de mantener a sus familias.
Esto no es un secreto, Tampoco lo es su venta ni su consumo. Y ni qué decir de la violencia que genera el control de su mercado. ¿Por qué no hacer pública entonces esa realidad hecha posible por el protagonismo de las botas de avestruz y las camionetas de vidrios polarizados que muchos jóvenes adoptan como proyecto de vida?
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