Sin embonar en el prototipo de una femme fatale, la protagonista Amelia Palomino igual está lejos de ser una víctima pasiva. Viuda, aún joven y hermosa, administra una cuantiosa herencia familiar en la ciudad de Veracruz, hasta que pierde la vida tras un atraco.
Con la investigación de este nuevo crimen, y de la mano del entrañable detective de la policía Roberto Alatorre, Ana María Maqueo no quitó el dedo de la llaga y retrató un México abatido por el terremoto de 1985, las crisis económicas, el contrabando, e inoculado con el virus temprano del narcotráfico. Insistió en su crítica hacia las grandes instituciones nacionales como el priísmo y sus políticos, la policía, la familia, la clase privilegiada; y sus usos y costumbres, como el caciquismo, la relación entre el poder y el crimen, las apariencias, la subyugación de la mujer y la belleza como moneda de cambio y herramienta de poder.
Acepta las cookies para continuar