La novela que tienen en sus manos atrapa al lector gracias a la solvencia narrativa de la autora. Picnic está contada por tres personajes entrañables, tres mujeres en distintas etapas de vida, cuyas voces se suceden componiendo una polifonía boho-chic, con un ritmo al que es difícil resistirse desde que inicia la historia.
Ambientada en un campus universitario del sur de España durante un curso de posgrado de arte, la novela es un microcosmos en el que Nadia, la estudiante uruguaya, Cinta, la afanadora española, e Irene, la profesora mexicana, van a cruzar sus historias a través de su relación con el cine, la literatura, las artes plásticas, pero sobre todo, con el rock; no en vano el calzado preferido de las protagonistas son las botas Dr. Martens.
La figura de Patti Smith aquí aparece como símbolo que define lo que tienen en común las tres mujeres, comenzando con el parecido físico que guardan con el icono de la música, y más allá, la proyección del carácter contestatario y a la vez amoroso de la poeta norteamericana. La búsqueda de los personajes de Picnic no la mueve una visión romántica, sino unas ganas de tomar de la vida lo que a una chica le debe: un poco de sexo sin enamorarse, participar de un zafarrancho en un concierto de rock saliendo ilesa, o vivir un alcoholismo funcional sin ser juzgada.
La novela es un regalo para los amantes de un periodo de la cultura pop quienes van a encontrar constantes alusiones a películas, bandas, canciones, artistas y escritores cuyas obras formaron la sensibilidad de la Generación X. Personajes femeninos desencantados, situaciones rocambolescas y un efectivo montaje que emula a lo cinematográfico, hacen de Picnic un libro disfrutable y ligero, pero no superficial; Cinta, Irene y Nadia combaten el vértigo del vacío que la sociedad contemporánea, regida por el capitalismo salvaje, impone a las mujeres cuyos caminos no las condujeron hacia la maternidad o la familia tradicional.
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