Es a partir de Esto fuimos en la felicidad donde Oquendo toca “la columna vertebral de la luz”. Su poesía se decanta y adquiere una fisonomía propia, una lucidez respecto al tratamiento de los temas, el alcance de aquello que nombra. La inquietante fusión entre personajes bíblicos y la posmodernidad, prefiguran el destino de lo que vendrá. –Mario Meléndez.
Es a partir de Esto fuimos en la felicidad donde Oquendo toca “la columna vertebral de la luz”. Su poesía se decanta y adquiere una fisonomía propia, una lucidez respecto al tratamiento de los temas, el alcance de aquello que nombra. La inquietante fusión entre personajes bíblicos y la posmodernidad, prefiguran el destino de lo que vendrá. –Mario Meléndez.